Ayer se despidió del Sporting entre lágrimas Gerard. Un central que llegó por sorpresa procedente del Xerez para intentar ascender al Sporting, un fichaje de aquella ilusionante, uno de los mejores defensas de Segunda. Llegó sin hacer ruido, y se hizo titular, nos llevó a Primera y fue fundamental para la permanencia. Mientras tanto, él iba recibiendo el cariño de la gente, impresionandose con La Mareona y los ambientazos de El Molinón, disfrutando con la celebración del ansiado ascenso y la milagrosa permanencia.
Pero -como es ley en el fútbol- poco a poco fue perdiendo importancia en el equipo, para acabar siendo un suplente casi seguro. El siguió entrenando, siempre sin hacer ruido, con respeto al club, afición y compañeros; un profesional como la copa de un pino. Hasta hoy, que en una emotiva rueda de prensa rompió a llorar. Nos sorprendió -aunque todos sospechábamos que estaba muy agusto aquí- despidiéndose como un asturiano más, se declaró eterno corazón rojiblanco. Y nosotros también le tendremos siempre cariño. No se te canta como a Kike Mateo, pero se te valora Gerard. Mucha suerte y muchas gracias. Te lo emreces.
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