Probablemente no tenga nada que ver, pero al menos a mí me hace ilusión pensar que el cariño de todos ayudó a El Brujo en su recuperación del maldito cáncer. Y si no, pues da igual, lo único importante es que la recuperación de el bueno de Enrique Castro va viento en popa y vuelve a su papel de delegado del equipo desde ya, para representarnos a todos en la Liga de Primera. Mejor embajador no se puede tener, da gusto verle recuperado y con esa sonrisa en la boca que sólo las lágrimas de emoción al sentir el cariño de todos consiguió borrar de su cara.
Vuelve el mito del sportinguismo, aunque siempre estuvo y estará con nosotros. Lo quieras o no, eres la imagen de la humildad, el trabajo y el corazón para/de muchos (quizás todos) sportinguistas. Para mi una influencia importante en mi vida por tu grandeza como sportinguista, como asturiano y como ser humano. Te queremos Quini.
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